El edificio más cochambroso del centro de Palma, frente a la Plaza de España, es del Govern de Armengol

El edificio más degradado de las céntricas Avenidas de Palma, el que acogía al desaparecido Hostal Terminus, colindante a la conflictiva Estación Intermodal de la capital balear, es propiedad del Govern balear, presidido por la socialista Francina Armengol, en concreto de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), que lo mantiene en un estado de abandono alarmante.

Se trata de un inmueble centenario (1914), protegido y catalogado, que desde que cerró como establecimiento hotelero en 2018 y pasó a manos de la Administración balear que impulsó su protección, sufre una dejación en su mantenimiento y conservación que lo han convertido en un punto negro para el patrimonio palmesano.

Pintadas vandálicas de toda condición cubren sus fachadas, con las ventanas tapiadas desde el pasado mes de enero con paneles de madera para evitar la presencia de okupas, en un entorno marcado por la inseguridad creciente de esta céntrica zona de Palma, convertido en espacio de encuentro de pandillas juveniles que hacen botellón cada fin de semana.

La estampa deplorable que presenta el inmueble es aún más llamativa si tenemos en cuenta su céntrica ubicación frente a la Plaza de España y la estación de bus, tren y metro de la capital balear, por donde pasan a diario más de 30.000 usuarios del transporte público, además de ser una zona recurrente de paso para todos los turistas que visitan la capital balear y la contigua y centenaria estación del Tren de Sóller.

Tampoco han servido para nada las reiteradas denuncias sobre este estado lamentable presentadas por entidades conservacionistas en materia de patrimonio como ARCA, instando a Ayuntamiento de Palma y Govern a dar «prioridad» a su limpieza con el fin de que tenga un efecto disuasorio para los incívicos.

No parece que esta sucia imagen que ofrece vaya a mejorar, dado que entre los planes de la dirección de SFM, presidida por el conseller socialista de Movilidad, Josep Ribas, no entra la puesta en marcha de las obras de reforma del mismo para convertirlo en oficinas de la empresa, tal y como tramitó antes de la pandemia.

Un proyecto ya de por sí polémico, que contempla la modificación del nivel del forjado del techo de la primera planta, lo que cambiaría las dos plantas restantes de la construcción, habilitando la instalación de un ascensor, nuevos servicios y la rebaja del nivel del actual restaurante cafetería.

De esta forma, se eliminaría el replano existente para mejorar en accesibilidad. Por último, se plantea la retirada de la escalera exterior de la entrada principal recuperando el nivel de la entrada y la puerta original.